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«Mi experiencia con la periimplantitis: una lección sobre el cuidado de los implantes»

08 Abr 2025

Cuando me dijeron que necesitaba implantes dentales, lo vi como una solución definitiva a mis problemas bucales. Me había pasado años lidiando con dientes en mal estado, dolores y la incomodidad de no poder comer lo que quería. Los implantes parecían la respuesta perfecta: algo fijo, duradero y casi como volver a tener mis propios dientes. Pero lo que nunca imaginé es que, años después, esos mismos implantes se convertirían en un recordatorio constante de que el cuidado de la boca no termina después de salir de la consulta del dentista.

Recuerdo el día que me colocaron los implantes como un momento de esperanza. El procedimiento fue un poco molesto, pero nada fuera de lo soportable, y me aseguraron que, con una buena higiene y revisiones regulares, podría disfrutarlos durante toda mi vida. Durante los primeros meses, fui muy disciplinado. Me cepillaba los dientes y usaba el hilo dental todos los días, evitaba alimentos que pudieran dañarlos y acudía puntualmente a mis revisiones.

Sin embargo, con el tiempo, me fui relajando. La rutina diaria, el trabajo y la confianza de tener «dientes nuevos» me hicieron bajar la guardia. Dejé de usar el hilo dental con regularidad, a veces me saltaba las visitas al dentista porque «no tenía tiempo», y aunque me cepillaba, no siempre lo hacía con el cuidado que debería. No noté ningún problema inmediato, y eso reforzó mi falsa creencia de que todo estaba bien.

Fue un par de años después cuando empezaron los primeros síntomas. Mis encías se veían un poco inflamadas y sangraban ocasionalmente al cepillarme. Al principio, no le di importancia. Pensé que era algo pasajero, tal vez por un cepillado demasiado fuerte o por algún alimento que me había irritado. Pero con el tiempo, el sangrado se hizo más frecuente, y empecé a notar que uno de los implantes tenía una pequeña movilidad.

Cuando finalmente fui al dentista, me dieron un diagnóstico que no esperaba: periimplantitis. Se trata de una enfermedad inflamatoria que afecta los tejidos alrededor de los implantes y que, si no se trata a tiempo, puede llevar a la pérdida del implante. Mi dentista me explicó que la acumulación de placa y bacterias había provocado una infección que estaba destruyendo el hueso que sostenía mis implantes. En ese momento, me sentí culpable y frustrado. Sabía que había descuidado mi higiene bucal y las revisiones, pero nunca imaginé que las consecuencias serían tan graves.

El tratamiento no fue sencillo ni agradable. Tuvieron que realizarme varias limpiezas profundas, con láser y raspado para intentar salvar los implantes. Me recetaron antibióticos y cambiaron por completo mi rutina de higiene bucal. Pero, a pesar de todos los esfuerzos, perdí dos de mis implantes. Ver cómo los retiraban fue devastador. No solo por el coste económico, que fue considerable, sino porque sentía que había fallado en cuidar algo tan importante para mi salud.

Hoy, mi situación es diferente. Tengo nuevos implantes, pero esta vez con una lección bien aprendida. Ahora me cepillo los dientes con un cepillo eléctrico, uso irrigador bucal y me aseguro de no saltarme las revisiones. He comprendido que los implantes no son «póntelo y olvídate», sino que requieren el mismo cuidado, o incluso más, que los dientes naturales.

Quiero compartir mi historia para que otros no cometan el mismo error. Los implantes son una solución maravillosa, pero solo si los cuidas como se debe. La periimplantitis es prevenible en la mayoría de los casos. Todo está en mantener una buena higiene, acudir al dentista regularmente y no ignorar los primeros síntomas.

Si tienes implantes, no te relajes. No basta con cepillarte rápidamente por las mañanas. Usa todas las herramientas a tu disposición: hilo dental, enjuague bucal, irrigadores, lo que sea necesario. Y sobre todo, confía en tu dentista y sigue sus recomendaciones. Creeme, prevenir siempre es mejor que tratar.

A día de hoy, miro hacia atrás y me doy cuenta de que mi experiencia, aunque dolorosa, fue una llamada de atención. Espero que mi testimonio sirva para que más personas tomen conciencia de la importancia de cuidar su boca. Los implantes son un regalo de la odontología moderna, pero mantenerlos saludables depende completamente de nosotros.